La Miel de Manuka un potente antimicrobiano natural
El problema de la resistencia de las bacterias a los antibióticos
La resistencia de las bacterias a los antibióticos es un problema cada vez más importante. Esta resistencia es un proceso natural de adaptación de las bacterias. Cuando ingerimos o aplicamos un antibiótico, la mayoría de las bacterias morirán o quedaran inhibidas, pero aquellas que son naturalmente resistentes al efecto del antibiótico no mueren y tienen más probabilidades de multiplicarse, pasando esta resistencia natural a su descendencia.
Algunas bacterias son capaces de resistir a casi todos los antibióticos autorizados, haciendo muy difícil el tratamiento de algunas infecciones comunes, lo que repercute tanto en el precio del tratamiento como en la mortalidad ocasionada por estas bacterias resistentes. Cerca de 33.000 personas en Europa mueren como consecuencia directa de una infección causada por una bacteria resistente a los antibióticos.
Por lo tanto, existe un creciente interés por encontrar estrategias alternativas o complementarias al uso de antibióticos, incluyendo algunas sustancias que se usaban con fines terapéuticos antes de la aparición de los antibióticos. La miel se ha usado tradicionalmente para tratar algunas dolencias debido a sus propiedades antimicrobianas, antioxidantes y cicatrizantes.
La miel se ha usado con fines terapéuticos y antimicrobiano desde la antigüedad.
La miel tiene actividad antioxidante, antimicrobiano, y antibacteriano y se ha demostrado que puede incrementar la actividad de los linfocitos (inmunidad celular) y la producción de anticuerpos. Las propiedades de la miel se deben a su composición y a sus características fisicoquímicas.
Propiedades fisicoquímicas: elevada acidez y bajo contenido de agua
La mayoría de las bacterias toleran mal los ambientes ácidos
Se han identificado más de 32 ácidos orgánicos en la miel, siendo el ácido glucónico el más abundante. La miel es un alimento ácido, con un pH de entre 3,2 y 4,5. Muchas bacterias no pueden crecer cuando el medio es demasiado ácido. Es el mecanismo natural por el que el vinagre, por ejemplo, sirve como conservante de alimentos.
Sin agua no se puede crecer
La miel se compone básicamente de agua (22%) y azúcares (78%). La combinación de un elevado contenido en azúcar y una baja humedad hacen que la miel tenga una baja actividad de agua y cause estrés en los microorganismos. Esta alta concentración de azúcares origina una pérdida de agua dentro de la bacteria, imposibilitando su crecimiento y proliferación.
Pero no es solo azúcar. Otros compuestos de la miel
Sin embargo, se ha demostrado que cuando se preparan “mieles artificiales”, usando una mezcla de azúcares con la misma concentración que la miel, no hay efecto antimicrobiano, así que la miel debe tener “algo más”.
La miel contiene polifenoles, que aunque estén en pequeña proporción, tienen propiedades importantes. Los compuestos fenólicos son productos que las plantas sintetizan para protegerse a ellas mismas contra el estrés y el daño oxidativo. Los principales compuestos fenólicos presentes en la miel son ácidos fenólicos y flavonoides. Ya hemos visto que los ácidos son los responsables de que la miel sea un alimento ácido, un medio hostil para muchas bacterias. Los flavonoides tienen también actividad antimicrobiano y antibacteriano pero su concentración en la miel no es suficiente para tener un efecto de forma aislada.
¿Por qué la miel tiene efecto antimicrobiano (antibiótico natural), cómo funciona?
Cuando las abejas recolectan el néctar, añaden una enzima (glucosa-oxidasa) que degrada la glucosa de la miel, produciendo ácido glucónico y peróxido de hidrógeno (es decir, agua oxigenada). Sin embargo, la cantidad de peróxido de hidrógeno de la miel es demasiado baja como para tener actividad antimicrobiano o antibacteriano directa, así que tiene que haber un mecanismo de sinergia con otros compuestos de la miel.
Algunos metales, como el cobre o el hierro, presentes de forma natural en la miel, descomponen el peróxido de hidrógeno produciendo radicales libres que causan daño en el ADN de las bacterias. Además, la hidrólisis del H2O2 produce oxígeno, que causa oxidación de las moléculas que componen la bacteria, impidiendo su correcto funcionamiento.
Sin embargo, hay mieles en las que la actividad anitimicrobiano y/o antibacteriano no depende del peróxido de hidrógeno.
¿Cuál es, entonces, el mecanismo en estas otras mieles?
En las mieles en las que la actividad no se debe al peróxido de hidrógeno, se han identificado varios compuestos responsables de la actividad antimicrobiano. Entre ellos, están los carbonilos, como el metil-glioxal (MGO).
Hasta hace poco se pensaba que la miel de manuka era la única que tenía MGO pero varios estudios han evidenciado que el MGO está también presente en otros tipos de mieles, tanto poliflorales como monovarietales (eucalipto, acacia, castañas, lima, rododendro, madroño, girasol, tomillo o zulla, por ejemplo). Sin embargo, las concentraciones de MGO en estas mieles varían entre 0,2 y 166 mg/kg, mientras que en la miel de manuka es 10 veces mayor (entre 38 y 1541 mg/kg)
La Manuka
La Manuka es un árbol nativo de Nueva Zelanda y Australia. La actividad de la miel de Manuka se debe a la gran cantidad de compuestos fenólicos presentes en esta miel, entre los que destacan el metil-glyoxal, el metil-syringato y la leptosina, que la diferencian de otros tipos de miel.
Se ha demostrado que la miel de Manuka posee efecto antimicrobiano y antibacteriano (antibiótico natural) frente a diversas bacterias, como U. parvum (uretritis, infertilidad, abortos) U. urealyticum (infecciones urinarias), P. aeruginosa (infecciones de los pulmones, vías respiratorias, vías urinarias y heridas) K. pneumoniae (infecciones del tracto urinario y neumonías), E. coli (diarreas), Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SRMA, infecciones cutáneas) y enterococos resistentes a la vancomicina (VRE, infecciones por falta de higiene).
Bibliografía consultada
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